miércoles, 9 de abril de 2014

La máscara del Santo

En la entrada anterior mencionaba que hay que ser auténticos cuando intentamos seguir a Dios, que no hay que transformarnos en viejitos del templo, sino expresar nuestro seguimiento a Cristo desde nuestra juventud.

Pero hay muchos que lo toman de la manera más cómoda y dicen: "yo soy auténtico, por eso digo malas palabras en la Iglesia", "yo soy auténtico, por eso no me clavo tanto", "yo soy auténtico, por eso a quien me cae mal ¡se lo digo!". Pero pues así hasta yo jaja

El chiste de ser auténtico es que seas el mismo afuera y adentro, con tus amigos y con los de tu grupo de jóvenes, antes y después de Misa. Pero también tienes otra encomienda, y es que debes de buscar ser SANTO. ¡Claro que está mal parecer santo dentro de la Iglesia y salir y hacerse como un demonio!, pero también está mal ser como un demonio dentro y fuera de la Iglesia sólo porque te consideras muy auténtico.

La conclusión es que debes de esforzarte de ser lo más perfecto para Dios, dentro y fuera de la Iglesia, aún cuando el quitarnos las malas palabras reduzca nuestro vocabulario al 50%, o cuando eso nos traiga la burla de nuestros conocidos....

Hay que ser como el Santo... el único santo no canonizado:


El se ponía la máscara de santo todo el tiempo, hasta para ir al baño, ¡con la máscara puesta!. Haz lo mismo tú hasta que esa "máscara" se vuelva tu nuevo rostro, de forma que en vez de tener una máscara de santo cubriendo tu feo rostro, tendrás una cara nueva, tu verdadera cara que está por encima de tus debilidades.

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